Cuando Pascu aparece muerto en una acequia, el mundo de su sobrino Marcelo se desmorona. Mientras el resto se empeña en seguir adelante y olvidar lo sucedido, él no puede dejar de darle vueltas a un pensamiento: la muerte de su tío no pudo ser un accidente.

Las pesadillas y las visiones perturbadoras parecen querer darle la razón.

Todo empeora cuando encuentra un extraño símbolo, un ojo inscrito, y se convierte en la puerta de entrada a algo inquietante y sobrenatural, algo que está transformando las vidas de los habitantes del pueblo tan lentamente que nadie parece darse cuenta.

Algo que amenaza con tragárselos a todos.